top of page
  • Foto del escritor Carolina Balduzzi

MI MADRE Y EL CARNICERO


Mi madre trabaja en una carnicería, de lunes a sábado y domingo por medio. Antes había estado dos años buscando trabajo, tiene más o menos 56 años. Ella abre el  negocio a las 7,  y a las 8 llegan los muchachos,  y se queda hasta el cierre. El dueño va a veces o llama por teléfono, de a poquito le fue pidiendo que,  entre cliente y cliente,  haga los pedidos a proveedores y los balances diarios, ahora hace también todos los otros números y paga los sueldos;  mi mamá tiene experiencia en todas esas cosas. Yo le digo que todo eso es muchísimo, sobre todo porque con el sueldo que tiene no le alcanza para pagar el alquiler, tendría que elegir,  o el alquiler o la comida, entonces se queda en lo de mi abuela. Se llevan bien, a veces se pelean porque el departamento es chiquito y ya a esta altura dicen,  las dos preferirían tener su lugarcito para cada una.

Yo le digo que le reclame al dueño, que no puede ser, pero ella me dice que ya habló y que el dueño le dijo que vamos a ver; eso fue hace casi un año. Yo me enojo muchísimo, pero ella me dice que dos años sin trabajo fue un infierno y que no lo va a perder. Lo que sí le pidió es no trabajar los domingos porque así puede ver a los nietos, pero el hombre le dice que los clientes piden por ella siempre y seguro es cierto porque ella es así, hace las cosas lo mejor que puede, y es muy amable con la gente, en el barrio la conocen todos y la quieren mucho.

El dueño tiene otras tres carnicerías, la que mejor anda dice es la que lleva mi madre. Ahora va cada vez menos al local porque se esta haciendo una casita de fin de semana le dijo, parece que se llega en yate, yo no sabia que tan bien le podía ir a un carnicero.

La última vez que vino mi madre estábamos tomando unos mates y le sonó el teléfono, era un proveedor y después sonó de nuevo, era el dueño que quería consultarle algo, ella les explico todo muy amablemente a cada uno, mientras yo le hacia señas de que les corte, y ella me hacia muecas de que no puede. Ahora viene menos porque anda muy cansada.

Yo escribí esto deseando que alguien me pueda ayudar porque a mi la rabia no me deja pensar, y si encima le sumo la rabia de que yo no la puedo ayudar, siento que de a poco me enfermo o algo malo me va pasando.

En Internet hay MUCHA gente,seguro habrá también gente buena y justa, algo tengo que poder hacer, algo tiene que cambiar, sino para qué tanto nuevo invento.

Gabriela Suarez, 2015.


9 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page