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  • Foto del escritor Carolina Balduzzi

Tierra Partida - Guaraní Kaiowa


Los niños morir de fiebre por tomar el agua, aunque haya estado puesta en el fuego, igual les dio la fiebre, que desesperación ver los niños casi todos en sus camas delirando de fiebre y nosotros ni a quien rezarle, como es posible tanta maldad si saben que en la selva en el bosque en el campo en la montaña no hay canilla. El agua es buena para todos, se brindaba fresca, saciadora, sanadora, calmante, ya ni viene ya la han ofendido tanto que ya ni viene, y nosotros que la necesitamos tanto, ya no puede aparecérsenos en el camino. Tan chiquita quedó mi tierra. Afuera, de otros quedó el cementerio, por eso será que todo viene saliendo tan mal, porque estarán enojados los abuelos y las abuelas por que se han quedado solos y solas, no hemos podido llevarles los nietos y las nietas; y ahora ni pensar que alguno se quiera ir con ellos, si nomás hasta hace unos días todos sanitos, andaban; eso hacemos ya ni tiempo de aprender nada, solo pensar en la comida y en el agua; agua sana, agua que cura la sed y los males de todos. Ojalá mi abuela me perdone, ojalá haya visto que nos mataban sino dejábamos la tierra, su tierra nuestra tierra, si casi que crecí arriba de esos árboles, con todas las infancias nuestras se quedaron, peor que se hayan quedado con los muertos, peor que ensucian el agua, peor que cualquier animal la dejan, ya no hay forma de ponerla como antes, agua sanita, agua que cura todos los males, agua si vinieras para los niños una vez más, si todo pudiera ser como antes, cuando teníamos tierra, cuando teníamos tanta agua limpia para tomar, cómo se puede ser tan cruel, tan ambicioso, de decir que son de ellos las tierras, si todos sabemos desde hace cuanto que estamos, como que dicen que les creyeron a ellos. ¿Y el agua? ¿El agua también es de ellos?


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